A veces nos sentimos inquietos al sentarnos en el mismo sitio durante mucho tiempo y podemos sentir la necesidad de mover las piernas.
Pero este impulso es mayor en hasta una décima parte de los adultos. Este impulso puede convertirse en una molestia. Pueden sufrir el síndrome de piernas inquietas.
Síndrome de piernas inquietas El síndrome de piernas inquietas (RLS, por sus siglas en inglés) es una enfermedad crónica de las extremidades en la que los pacientes luchan constantemente contra la necesidad de mover las piernas. Quienes lo padecen pueden tener dificultades para dormir, y los síntomas empeoran por la noche.
Esta enfermedad suele infradiagnosticarse, lo que retrasa el tratamiento(1). Sin embargo, la educación es el primer paso hacia el tratamiento. Infórmese sobre el síndrome de piernas inquietas (RLS), sus causas, diagnóstico y opciones de tratamiento.
Índice del Contenido
Activa¿Qué es el síndrome de piernas inquietas (SPI)?
Muchas personas viven con síndrome de piernas inquietas (SPI): se estima que entre el 7 % y el 10 % de la población. Las mujeres tienen mayor probabilidad de padecer esta afección que los hombres (2).
El trastorno comienza en la primera infancia, pero los pacientes generalmente no reciben un diagnóstico hasta los 30 años.
Existen dos tipos de síndrome de piernas inquietas (3). El síndrome de piernas inquietas primario se presenta si no se conoce la causa principal. El síndrome de piernas inquietas secundario, en cambio, se origina a partir de diversas causas identificables.
Esta afección puede ser debilitante. Afortunadamente, ahora es tratable gracias a los avances médicos.
¿Qué causa el síndrome de piernas inquietas?
El síndrome de piernas inquietas se debe a un problema con los sistemas de dopamina y las reservas de hierro en el cerebro. La dopamina es la "hormona de la felicidad".
Es posible que haya genes específicos vinculados al desarrollo del síndrome de piernas inquietas (RLS). Algunos pacientes tienen padres con la misma afección.
Sin embargo, existen muchas causas potenciales del síndrome de piernas inquietas secundario. Algunos ejemplos incluyen:
- Venas varicosas
- Enfermedad renal en etapa terminal (ESRD)
- Enfermedad celíaca
- Fibromialgia
- Amilosis
- Deficiencia de folato o magnesio
- Diabetes (tipo 1 o tipo 2)
- Deficiencia de hierro
- Radiculopatía lumbosacra
- Enfermedad reumática
- Ciertos medicamentos para la depresión
- Ciertos desequilibrios de vitaminas o minerales: falta de calcio, fosfato, vitamina D y hierro.
Las personas con anemia, problemas nerviosos, niveles bajos de ferritina o niveles altos de estrógeno pueden desarrollar el síndrome de piernas inquietas. El síndrome de piernas inquietas (SPI) también es común en embarazadas, especialmente en el tercer trimestre (3).
Signos y síntomas del síndrome de piernas inquietas
Los pacientes con síndrome de piernas inquietas (RLS) pueden describir una sensación de hormigueo, picazón o estiramiento que parece provenir del interior de los músculos o los huesos. Pueden quejarse de parestesia o picazón, incluso sin tocar la piel.
Los pacientes experimentan una flexión involuntaria y forzada del pie hacia atrás que dura entre 0.5 y 5 segundos. Estos movimientos pueden ocurrir cada 20 a 40 segundos durante el sueño y son comunes en la mayoría de los pacientes (1).
Los síntomas pueden variar desde una leve molestia hasta un deterioro significativo, que a veces altera la vida cotidiana. Los síntomas empeoran durante la noche, dificultando el sueño.
En los pacientes con síndrome de piernas inquietas grave, estos movimientos ocurren siempre que el paciente se sienta.
Además, a pesar del nombre, los pacientes con síndrome de piernas inquietas a veces pueden experimentar movimientos de brazos y piernas, no solo de piernas.
Diagnóstico del síndrome de piernas inquietas
Estos síntomas son signos del síndrome de piernas inquietas… pero también pueden ser signos de otras dolencias.
Entonces, ¿cómo saber si se trata de síndrome de piernas inquietas (RLS)? Debe cumplir con este criterio (5).
- Sientes una necesidad imperiosa de mover la pierna o los pies y sensaciones incómodas como parestesia (esa sensación de hormigueo o picazón).
- La necesidad de mover estas extremidades empeora al anochecer. Los síntomas también aparecen durante la inactividad.
- El movimiento de las piernas puede causar alivio parcial o total. Con el movimiento continuo, los síntomas suelen ser leves o inexistentes.
- La necesidad de mover las extremidades inferiores es peor por la noche. Esto puede dificultar el sueño y causar fatiga al día siguiente.
Finalmente, su médico descartará otras afecciones que pueda tener, como calambres en las piernas, calambres musculares y discinesia tardía. Los síntomas no deben deberse también a posturas incómodas.
No existe una prueba específica para diagnosticar el síndrome de piernas inquietas. Los profesionales médicos realizarán otros exámenes para detectar afecciones relacionadas. Su médico podría solicitar una EMG o una electromiografía para descartar neuropatías o trastornos musculares.
Tratamientos para el síndrome de piernas inquietas
Para reducir los síntomas del síndrome de piernas inquietas, su médico podría recomendar lo siguiente:
- Evite o disminuya el consumo de cafeína.
- Evite ciertos medicamentos, como antidepresivos, antipsicóticos, antieméticos y antihistamínicos de acción central.
- Hacer ejercicio diariamente (a veces no se recomienda para pacientes que experimentan síndrome de piernas inquietas mientras duermen).
- Aplicar calor o una compresa tibia.
Medicamentos como pramipexol, ropinirol, rotigotina y cabergolina pueden ayudar a aliviar los síntomas del paciente. Pueden mejorar el sueño y la calidad de vida. Los parches transdérmicos de rotigotina también pueden ser eficaces.
Un médico puede recetar gabapentina o pregabalina como tratamiento precoz para pacientes con insomnio. También se utiliza para pacientes con dolor, ansiedad y trastorno del control de impulsos.
Estos medicamentos pueden tener efectos adversos o ser perjudiciales para ciertos pacientes. Consulte con su médico antes de empezar a tomar cualquier medicamento.
La ablación por radiofrecuencia puede ayudar a pacientes con síndrome de piernas inquietas secundario y varices. Es un tratamiento mínimamente invasivo para las varices. El tratamiento de la causa (varices) puede reducir los síntomas del síndrome de piernas inquietas secundario.
Los médicos pueden sugerir cambios en la dieta para aquellos con deficiencias de vitaminas o minerales específicos.
Si un paciente también sufre de insuficiencia renal, es posible que le recomienden una diálisis diaria corta.
Para las mujeres embarazadas que sufren de síndrome de piernas inquietas (RLS), el tiempo es la mejor solución. Los síntomas suelen mejorar después del parto.
Medicamentos para el síndrome de piernas inquietas
Muchos medicamentos pueden aliviar el síndrome de piernas inquietas. Los profesionales médicos pueden hacer recomendaciones basadas en la experiencia de cada paciente con el síndrome de piernas inquietas.
Un ejemplo son los anticonvulsivos: la FDA ha aprobado la gabapentina enacarbil para el tratamiento del síndrome de piernas inquietas (SPI) de moderado a grave. Este fármaco tiene efectos similares a los del tratamiento dopaminérgico, otro fármaco potencialmente útil. Los estudios demuestran que la pregabalina, otro anticonvulsivo, es tan eficaz para el SPI como el pramipexol, un fármaco dopaminérgico.
Los agentes dopaminérgicos son fármacos que aumentan los efectos de la dopamina. Se recetan para tratar la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, pueden reducir los síntomas del síndrome de piernas inquietas (SPI) si se toman por la noche.
La FDA también ha aprobado el ropinirol, el pramipexol y la rotigotina para tratar el síndrome de piernas inquietas (SPI) de moderado a grave. Los efectos secundarios pueden incluir náuseas, mareos y otros efectos a corto plazo.
No se recomienda el uso prolongado de agentes dopaminérgicos, ya que pueden empeorar los síntomas. Suspender el medicamento puede revertir la progresión.
En casos extremos, los médicos pueden recetar ciertos opioides en dosis bajas. Los efectos secundarios pueden incluir estreñimiento, mareos, náuseas y riesgo de adicción.
En ocasiones, las benzodiazepinas se recetan generalmente para tratar la ansiedad, los espasmos musculares y el insomnio. Los efectos secundarios pueden incluir fatiga diurna, disminución de la energía y disminución de la concentración. (No se recomiendan para pacientes con apnea del sueño).
Comparta sus síntomas y su historial médico completo con su médico. Cada paciente es único, y esto le garantizará el mejor tratamiento para su afección.
Conclusión
Se estima que entre el 7% y el 10% de las personas padecen el síndrome de piernas inquietas. ¡Esta afección es común! Y el 70% de estos pacientes pueden presentar síntomas de moderados a graves.
El síndrome de piernas inquietas (RLS) no siempre se limita a las piernas. Algunos pacientes experimentan síntomas en los brazos o las manos.
Cuando el síndrome de piernas inquietas (RLS) afecta el sueño de un paciente, este experimentará fatiga durante el día. La fatiga constante puede provocar complicaciones más graves, como la depresión.
El síndrome de piernas inquietas puede ser más que una simple molestia. Puede ser debilitante y afectar gravemente la calidad de vida.
Afortunadamente, existen muchas maneras de tratar el SPI y sus síntomas. Comprender los pormenores del SPI es el primer paso hacia una mejor calidad de vida.
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Referencias
- Mansur A, Castillo PR, Rocha Cabrero F, et al. Síndrome de Piernas Inquietas. [Actualizado el 2020 de abril de 22]. En: StatPearls [Internet]. Treasure Island (FL): StatPearls Publishing; enero de 2020. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK430878/
- Hoja informativa sobre el síndrome de piernas inquietas. (sin fecha). Recuperado de https://www.ninds.nih.gov/disorders/patient-caregiver-education/fact-sheets/restless-legs-syndrome-fact-sheet
- Pratt DP (2016). Síndrome de Piernas Inquietas/Enfermedad de Willis-Ekbom y Movimientos Periódicos de las Extremidades: Una Revisión Exhaustiva de Epidemiología, Fisiopatología, Diagnóstico y Consideraciones de Tratamiento. Current rheumatology reviews, 12(2), 91–112. https://doi.org/10.2174/1573403×12666160223120340
- Prosperetti, C. y Manconi, M. (2015). Síndrome de Piernas Inquietas/Enfermedad de Willis-Ekbom y Embarazo. Clínicas de Medicina del Sueño, 10(3), 323–xiv. https://doi.org/10.1016/j.jsmc.2015.05.016
- Guo, S., Huang, J., Jiang, H., Han, C., Li, J., Xu, X., Zhang, G., Lin, Z., Xiong, N. y Wang, T. (2017). Síndrome de Piernas Inquietas: De la fisiopatología al diagnóstico clínico y el manejo. Fronteras en neurociencia del envejecimiento, 9, 171. https://doi.org/10.3389/fnagi.2017.00171